EP01 | T1 | El día menos pensado
EP02 | T1 | Cinco minutos de espanto
Todos intentan, cómo pueden, lidiar con el fuerte sismo. Lucho, Alonso y Aldo lo viven en la radio; Trilce en una escuela donde unos niños reciben sus clases de violín; Mica en el principal mercado de Lima; Úrsula realizando una cobertura periodística en Comas y Don Lolo en La Punta. En cuestión de segundos están en medio de una situación de crisis que tendrán que afrontar. ¿Cómo lo harán?
EP03 | T1 | Sobrevivir para ayudar
El terremoto terminó, pero ha dejado destrucción. Hay atrapados y los sobrevivientes tendrán que rescatarlos. Todos están bajo la amenaza de alguna réplica que pueda ocurrir en cualquier momento. No hay luz, teléfono y menos internet. Todas las comunicaciones se han perdido, y mantener la señal radiofónica será vital para informar al país.
EP04 | T1 | Don Lolo y el mar
La alerta de tsunami fue lanzada y Don Lolo se une a los brigadistas para poner a buen recaudo a los residentes de La Punta y visitantes del balneario. La evacuación no es fácil. Unos intentan salir con sus autos del lugar, otros se dirigen a las azoteas de los edificios seguros y otros deciden esperar en casa el embate de las olas.
EP05 | T1 | Un tren de olas
Y mientras unos sacan lo mejor de sí para ayudar, otros nos muestran su peor rostro y empiezan a robar. En La Punta, las primeras olas ingresan por el balneario arrastrando embarcaciones y casas. En Lima, los saqueos comienzan.
EP06 | T1 | Las huellas del desastre
Se empieza a conocer la magnitud de los daños dejados por el terremoto. Autoridades y reporteros dan cuenta del panorama en el país conforme avanzan las horas. La lucha por la sobrevivencia no cesa.
EP07 | T1 | De héroes y heroínas
Las horas pasan y urge ayuda para el rescate de heridos. Los ciudadanos comienzan a organizarse. En estas situaciones de crisis surgen los héroes y heroínas capaces de arriesgar sus propias vidas para salvar otras. Empieza a anochecer y con ella nuevos retos.
EP08 | T1 | Volver a empezar
No todos sobrevivieron, pero el dolor de la pérdida se transforma en el impulso para continuar ayudando a quienes continúan en peligro. Aún hay gente que rescatar y las autoridades no se dan abasto. Ante la tragedia de una devastación; la solidaridad y la resiliencia se imponen para un nuevo comienzo.